Uso Medicinal
La marihuana (Cannabis sativa) es una planta muy compleja, con principios activos que actúan en sinergia. Los más característicos son sus 104 cannabinoides, unos compuestos pertenecientes a la familia de los terpenofenoles.
Estre estas moléculas, los más destacados desde el punto de vista terapéutico son el THC o tetrahidrocannabinol y el CBD o cannabidol, EL CUAL NO POSEE EFECTOS PSICOACTIVOS
Canabinoides
Los canabinoides son un grupo de compuestos terpenofenólicos con 21 carbonos que solo las especies de Cannabis producen (por ejemplo, Cannabis sativa L.).
Estos compuestos derivados de plantas también se conocen como fitocanabinoides. Aunque el Δ-9-tetrahidrocanabinol (THC) es el ingrediente psicoactivo principal, otros compuestos conocidos con actividad biológica son el canabinol, el canabidiol (CBD), el canabicromeno, el canabigerol, la tetrahidrocanabivarina y el Δ-8-THC.
El CBD en particular, tiene una actividad analgésica, antiinflamatoria y ansiolítica significativas sin el efecto psicoactivo (efecto de estupefaciente) del Δ-9-THC.
Valor Terapéutico de CBD
Entre la numerosa literatura sobre las propiedades terapéuticas del CBD tanto en líneas celulares, estudios en laboratorios y ensayos clínicos con pacientes humanos, se reportan distintos beneficios:
Estudio en pacientes con epilepsia
Las diferentes investigaciones ha arrojado luz a la lucha contra la epilepsia refractaria.
El estudio basa sus hallazgos en el análisis de los resultados médicos de un grupo de pacientes con esta enfermedad, a los que les fue suministrado CBD durante un periodo que abarca de un mes hasta un año:
La frecuencia de los ataques disminuyó en un 40% de los pacientes, mientras que desapareció por completo en el 27%.
El 60% de los pacientes fueron capaces de controlar el 50% de sus ataques. Muchos pacientes experimentaron mejoras en su comportamiento, en las capacidades comunicativas, mayores niveles de sueño y mejores hábitos alimenticios.
El efecto secundario más común fue la somnolencia.
CBD y trastornos de pánico
El trastorno de pánico es un trastorno de ansiedad crónico,es un padecimiento psiquiátrico que se caracteriza por episodios inesperados yrepetidos de intenso miedo acompañados por síntomas físicos que pueden incluirdolor en el pecho, palpitaciones aceleradas del corazón, falta de aire, mareos,angustia o molestia abdominal. Estepadecimiento afecta aproximadamente al 8% de la población mundial y varía deacuerdo a factores socio-demográficos. Pacientes con trastornos de pánico, tienen alto riesgo de comorbilidadpsiquiátrica o suicidio.
El tratamiento regular para estos padecimientos incluyeantidepresivos y benzodiacepinas, aunque menos de la mitad de los pacientesdemuestran remisión después de un tratamiento a largo plazo. Hay un amplioespectro en la enfermedad, de acuerdo a variables genéticas.
A lo largo de las últimas décadas, se ha estudiado de maneraextensiva el uso de canabioides de manera terapéutica. Entre los canabioides, el más prometedor esel CBD, múltiples estudios demuestran que tiene efectos ansiolíticos.
La respuesta en humanos se ha estudiado en personas sanas ypacientes con trastornos de pánico bajo condiciones controladas y con estímulospsicológicos o químicos. Por ejemplo, hablar en público o delante de cámara.
MECANISMOS DEL CBD EN TRASTORNOS DE PÁNICO
Aunque la estructura involucrada en los efectos antipánicodel CBD permanecen mayoritariamente desconocidos, tanto estudios clínicos comopreclínicos sugieren que ciertas áreas del cerebro están relacionadas condesórdenes de pánico, se ha comprobado que las áreas en las que actúa el CBD enel cerebro, son las mismas donde se detonan los ataques de pánico.
El impacto del cannabis medicinal en los consumidores de opiáceos intermitentes y crónicos con dolor
Objetivo: determinar si el cannabis se puede utilizar como tratamiento alternativo o complementario para los consumidores de opioides recetados intermitentes y crónicos.
Encontramos que el 50,8% pudo suspender todo el uso de opioides, lo que tomó una mediana de 6,4 años (IQR = 1,75-11 años). De los pacientes (47,5%) que no dejaron de opioides, 9 (31%) pudieron reducir el uso de opioides, 3 (10%) mantuvieron la misma línea de base. El cuarenta y ocho por ciento de los pacientes sentían subjetivamente que el cannabis les ayudaba a mitigar la ingesta de opioides. No hubo variables que predijeran quién dejó de opioides, excepto que aquellos que usaron dosis más altas de cannabis tenían más probabilidades de dejar de hacerlo, lo que sugiere que algunos pacientes pueden dejar de usar opioides usando cannabis.
Conclusiones: En este estudio observacional a largo plazo, el consumo de cannabis funcionó como una alternativa a los opioides recetados en poco más de la mitad de los pacientes con dolor crónico y como un complemento para disminuir el uso en algunos consumidores crónicos de opioides.